-¿Qué me quieres decir?- -Sí…Y sin el
“decir” también…
-Si al menos alguna vez lo dijeras… Un
día cualquiera… Y despacito, no hace falta que corras. Sin prisas. Con dos
palabras.-
-Ella daba, daba, daba,
daba. Le quedaba poco. Pero ella seguía dando. Y ella daba, daba, daba, daba...
Él se lo quedó todo.
-“El mundo en un
pulso.” Ahí estaban. Frente a frente. Con razón y corazón. Uno le decía que sí.
El otro que no.
-En una palabra,
¿cómo te defines?- -Contigo.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario