-Frente a frente
jugaban serios a ver quién aguantaba más sin reírse. Y así, en cada partida
medían lo felices que eran.
-Teníamos tanto miedo
que cada noche nos escondíamos debajo de las sábanas y no nos soltábamos… O tal
vez no fuera miedo.
-Dentro de tu cabeza,
el mundo entero grita que yo no te convengo. Pero no importa. Tú me miras a mí.
Porque quieres ver más mundo.
-Y aunque me duela,
siempre dijiste la verdad. No te pasaba nada. Nada por la cabeza. Nada por el
estómago. Ni siquiera yo.
-Nosotros, por
naturaleza, fuimos así. Tú de flor en flor. Yo echando raíces. Tal vez por
amor…nos hubiera ido mejor.